Muerte de un aviador…



Muerte de un aviador…: … de Christopher St. John Spring. La frescura de los clásicos. Una novela de altos vuelos.

Sinopsis: George Furnace, prestigioso instructor de vuelo en el Aero Club Baston, muere en el acto cuando su avión se estrella en la campiña inglesa. Aunque aquellos que lo conocían están desconcertados, pues era un excelente piloto y el aparato estaba en perfecto estado, la instrucción forense archiva el caso con el veredicto de muerte accidental. Pero un inesperado visitante, el australiano Edwin Marriott, obispo de Cootamundra, que ha llegado al club para aprender a pilotar y poder así ejercer su ministerio en las zonas más remotas de su diócesis, sospecha que la verdadera historia es algo más complicada: podría tratarse de un suicidio o incluso de un asesinato. Junto con el inspector Bray, de Scotland Yard, el intrépido ministro tratará a toda costa de desenmascarar la verdad.


El autor: Christopher St. John Spring (1907-1937) escribió siete novelas policiacas en los años treinta. Además fue un destacado pensador marxista, cuyas obras políticas publicaría bajo el seudónimo de Christopher Caudwell. Formó parte del Batallón Británico de las Brigadas Internacionales, que combatieron a favor de la República durante la Guerra Civil española. Murió en combate en el Frente del Jarama.

La novela que nos ocupa, Muerte de un aviador, se publicó en 1934, cuando ya había publicado otras tres novelas.

Mis impresiones: La reconocida escritora de novelas policíacas Dorothy L. Sayers dijo de esta obra nada menos que era “una trama ingeniosa y apasionante, repleta de agudos rompecabezas y geniales hallazgos, y resuelta con un variopinto elenco de entretenidos personajes”.

Christopher St. John Sprigg es un seudónimo que le va como un guante a una trama situada en un ambiente distinguido y sofisticado como es el de un aeroclub en el período de entreguerras. La intriga se desarrolla desde el principio, los personajes son presentados de una manera muy vívida y te permite identificarlos desde el comienzo muy claramente. Tira del hilo conductor Edwin Marriott, obispo de Cootamundra, con sus preguntas y sus dudas consigue que la trama evolucione, un estilo muy similar al entrañable Padre Brown, pero sin su carga de humanidad que lo hizo inmortal. De la parte de la investigación oficial se encargan por un lado, el activo comisario de Scotland Yard, Bray, y por otro el más reservado Creighton.

Lo más original de la novela es que el autor demuestra un gran conocimiento del mundo de la aviación. Hay que destacar el papel preponderante de la mujer en este mundo: el Aeroclub Baston está regentado por una mujer-piloto, y dos de sus miembros importantes son dos mujeres de gran personalidad y audacia, algo no muy frecuente en las novelas de la época. Asimismo, el autor manifiesta una gran capacidad de penetración en el mundo de la aviación de su época.

Como es de suponer con los antecedentes que señalamos, la tragedia consiste en un accidente de aviación y un cadáver. Una novela con las características del género bien construida, los personajes son muy atractivos y, como ya señalamos, la ambientación es estupenda. Una obra muy agradable de leer con sus toques de comicidad donde la trama se va desarrollando en un espacio cerrado hasta llegar a una solución bien trazada, todo sostenido con una buena traducción de Raquel G.Rojas.

Me gusta mucho esta selección de novelas dentro de la colección de clásicos policíacos, empezamos con un asesinato en una casa, luego otro en un campus con profesores peculiares, este en el aire y ahora estoy metido en un tren que nos lleva a otra casa misteriosa en las primeras páginas de Misterio en blanco J Jefferson Farjeon. Nacho GO ...