Los extranjeros con los que Franco no contaba

Los extranjeros con los que Franco no contaba: La Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales conmemora el 80 aniversario de la Batalla del Jarama. Un millar de simpatizantes y familiares de voluntarios, incluidos 120 irlandeses y 60 británicos, acudió este sábado a la marcha conmemorativa por las localizaciones del histórico combate.

Dicen quienes conocen bien los campos de batalla diseminados por la geografía española que crecen allí donde la sangre regó la tierra. Aún no han florecido, pero en un par de meses, cuando llegue la primavera, las suaves ondulaciones que rodean la ‘Colina del suicidio’, como la bautizaron los compañeros de los combatientes que cayeron aquí, quedarán cubiertas un año más por un manto de amapolas rojas.

A pesar del invierno, hoy, ochenta años después de la Batalla del Jarama, aquel episodio que consiguió parar la marcha de las tropas fascistas hacia Madrid, el color ha vuelto a estos parajes repletos de olivos y arados. Son las decenas de estandartes y banderas que porta gran parte del millar de almas que ha acudido a rendir homenaje a los combatientes de las Brigadas Internacionales (BI) que llegaron como voluntarios a la España republicana para detener el avance de las tropas sublevadas.

                         Un millar de personas recorrió los parajes donde tuvo lugar la batalla. Foto: Pablo Rivas

“Comenzamos nuestro viaje por la memoria de hoy y nos trasladamos al mes de febrero de 1937, a lo más duro del primer invierno de la guerra. Los franquistas han lanzado una gran ofensiva, la mayor hasta el momento, que pretende rodear Madrid por el este, cercar y rendir la capital de la República, cuyos edificios podemos ver en el horizonte”.

La comitiva calla ante las palabras de Miguel Ángel García, narrador en castellano, y Almudena Cros, presidenta de la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI), en inglés. Son los guías y artífices de esta nueva brigada que, en esta ocasión –la décima–, ha batido récord de asistencia. Entre los presentes hay, además, 120 irlandeses y 60 británicos llegados de los cuatro reinos, junto a alemanes, búlgaros y canadienses, entre una decena de nacionalidades.

Algunos, como Victoria Bhum, son descendientes de aquellos soldados y se han trasladado a Madrid especialmente para la ocasión. Su abuelo luchó en el frente del Ebro y tiene claro el motivo de su visita: “La gente no recuerda. Obviamente los hombres que lucharon han fallecido, así que creo que es importante que la gente venga y recuerde el porqué de aquella lucha, las razones por las que lucharon, y sólo se puede hacer enseñando a los niños y haciendo que la gente venga a recordarlo”.

Victoria Bhum: “La gente no recuerda. Obviamente los hombres que lucharon han fallecido, así que es importante que la gente venga y recuerde el porqué de aquella lucha”

Mientras los organizadores hablan el gentío mira hacia un pequeño cerro situado justo enfrente del lugar donde comienza la marcha. Es la ‘Suicide Hill’ (Colina del Suicidio), frente de batalla durante las primeras escaramuzas del movimiento envolvente que el ejército sublevado realizó para intentar tomar Madrid. “Sin embargo, los franquistas se van a dar de bruces aquí con una de las más célebres unidades republicanas”, relata García. “La XV Brigada Internacional, y aquí más concretamente, con el Batallón Británico, del que vamos a contar ahora su historia”.

          El estandarte del contingente escocés del Batallón Británico, en el incio de la marcha. Foto: Pablo Rivas

Atrás quedaba la Batalla de Ciudad Universitaria, el ataque directo lanzado por los franquistas a las puertas de Madrid tres meses antes, y que fue repelido gracias, en gran parte, al esfuerzo de las primeras BI llegadas a España. La capital no podía ser tomada de frente, había que rodearla y cortar sus comunicaciones con el resto de zonas controladas por la República, primero la carretera de Valencia, después de la Barcelona. Los valles del Jarama y el Tajuña eran el objetivo.

“El 12 de febrero, temprano, los británicos llegan al frente del Jarama y marchan desde la Venta del Frascuelo en dirección hacia el río. Desconocían que el enemigo había cruzado ya esa noche el Jarama y se dirigía directamente hacia ellos”. Cros cuenta el fatídico encuentro que se dio en este mismo lugar, donde los británicos organizaron la defensa con cuatro compañías. La cuarta, al mando de Harry Fry, llevaba las ametralladoras pesadas, pero pronto descubrirían un hecho decisivo aquel día: la munición recibida no era la correcta. Sin tanques ni artillería, los escasamente entrenados voluntarios internacionales sufrírían durante horas serias bajas haciendo frente a un ejército profesional perfectamente equipado. Sólo los británicos perdieron 300 hombres aquel día. De los 600 que formaban su batallón, 450 fallecieron o fueron heridos de gravedad en el Jarama.

Cota 700

La marcha prosigue hasta el siguiente punto de la batalla: la posición Cota 700. Entre los internacionales llegados no hay sólo familiares de brigadistas, también simpatizantes. Es el caso de Gerard Murray, que ha venido desde Belfast (Irlanda del Norte) movido por la importancia de la memoria histórica. “Es importante que aquello no sea olvidado”, remarca. “El fascismo fue básicamente el causante de la Segunda Guerra Mundial y mira a dónde nos condujo. Si hubiese ganado en sus primeros años, ¿qué sería el mundo en hoy?”.

                                    Restos de las fortificaciones franquistas frente a la Cota 700. Foto: Pablo Rivas

Los fascistas de los que habla estuvieron muy cerca de allí, a escasos metros. Todavía se pueden ver los restos de las trincheras y las fortificaciones que levantaron en un frente que se estabilizó durante dos años largos más de contienda. Hoy, la brigada del siglo XXI rompe su formación para visitarlos, como también se quebraron las filas de la del 37 en ese mismo lugar.

“El 14 de febrero la situación se vuelve de nuevo gravísima. Los franquistas lanzan un violento ataque apoyados por tanques Panzer. Los internacionales no disponen de armas antitanque con los que hacerles frente, las líneas se rompen y se produce una gran desbandada”.

García narra las pérdidas republicanas en las inmediaciones de la Cota 700 para continuar con el recuerdo de dos irlandeses, Frank Ryan y Jock Cunningham, cuya ocurrencia fue crucial aquel día. “Utilizando un truco aprendido de los días de las manifestaciones ilegales en Dublín, gritan a los hombres: ‘Canten algo, hijos del cañón’. Y una canción –La Internacional– brota espontáneamente de las filas, con vacilación al principio, ganando vigor después y, finalmente, con entusiasmo. Lo que unos minutos antes eran retazos de hombres derrotados, marchaban de nuevo a la batalla con la gallardía del primer día”. Los cronistas franquistas llaman a aquella jornada ‘Día triste del Jarama’.

La XV Brigada

Tras la Cota 700 el grupo cambia de rumbo y se dirige de nuevo hacia la carretera M-302 que une Morata de Tajuña con San Martín de la Vega. Al fondo se ve la silueta de los dos puños entrelazados que forman el monumento a las BI levantado por el Ayuntamiento de Morata. El destino final es también un memorial, éste erigido por voluntarios simpatizantes. Aquí la AABI quiere homenajear de de forma especial a la XV BI, formada principalmente por irlandeses y estadounidenses, aunque también por británicos, canadienses, cubanos, mexicanos y puertoriqueños, entre otros.

Gerard Murray: “Es importante que aquello no sea olvidado. Si el fascismo hubiese ganado en sus primeros años, ¿qué sería el mundo en hoy?”

El lugar, en el que a sólo 20 metros alguien ha convertido los restos de una trinchera en un pequeño vertedero, es el punto exacto desde el que los republicanos lanzaron la última ofensiva de la Batalla del Jarama, en un intento de hacer retroceder a los sublevados. Dos centenares de los 450 integrantes del Batallón Abraham Lincoln, integrado en la XV BI, murieron en apenas unos minutos aquel 27 de febrero bajo el fuego de las ametralladoras nacionales. Cerca de 20.000 combatientes de ambos bandos murieron durante aquellas semanas en las vegas del sureste madrileño. Más de 2.500 fueron brigadistas internacionales.

Las banderas de la CNT, el POUM y de la República Española, frente a la Colina del Suicidio. Foto: Pablo Rivas

La presidenta de la AABI da paso a los representantes de las diferentes asociaciones por la memoria brigadista que han caminado hoy por las colinas de la batalla. Kerstin Hommel, la primera en hablar, de la alemana Kämpfer und Freunde der Spanischen Republik, arranca un aplauso cerrado durante sus palabras. “Los alemanes debemos de asumir una responsabilidad especial: demandar al gobierno alemán que se disculpe ante el pueblo español por los crímenes de la Legión Condor y de los nazis. Es nuestro deber demandar que se acabe el pago de las pensiones a familiares de la División Azul y honrar la lucha valiente de los brigadistas y antifascistas”.

Pauline Frasier, de la británica International Brigade Memorial Trust, y Edddie O’Neill, de la irlandesa Friends of the International Brigades in Ireland siguen a la alemana. Ambos hacen especial hincapié en la importancia de mantener el recuerdo de la lucha de los brigadistas y republicanos españoles. Los ayuntamientos de la zona también quisieron estar presentes.

Los alcaldes de Rivas y Morata de Tajuña, Pedro del Cura y Ángel Sánchez, respectivamente, y el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Arganda, rindieron homenaje a los caídos y recordaron el proyecto para la creación de un parque por la memoria que quieren sacar adelante en ese mismo escenario y para lo cual ya se han expropiado varias fincas.

Kerstin Hommel: “Los alemanes debemos de asumir una responsabilidad especial: demandar al gobierno alemán que se disculpe ante el pueblo español por los crímenes de la Legión Condor y de los nazis”

Cuando las palabras acaban llega el turno de las flores el silencio y la música. A las ofrendas florales de los Bukaneros del Rayo Vallecano y la Agrupación Socialista de Morata le siguen la colocación simbólica de una placa que los irlandeses han traído para conmemorar a Michael Russell, brigadista caído en el Jarama. Tras ello, al minuto de silencio en recuerdo de los fallecidos le sigue, puños en alto, La Internacional cantada por los asistentes. Minutos antes también había sonado ¡Ay Carmela!

                        Victoria Bhum, charlando con Patricio Azcárate tras finalizar la marcha. Foto: Ligia Pájaro
Para terminar la presidenta de la AABI pide al grupo que abra un pasillo. Quien tiene que llegar al monumento ha viajado desde Alicante, a sus 97 años, y va en silla de ruedas. Es Patricio Azcárate, intérprete y enlace con los brigadistas durante la guerra, que tras la marcha compartiría anécdotas con los asistentes en el mesón El Cid de Morata.

Terminaba así una jornada que, para Cros, “se lo merecía, ya que es el 80 aniversario”. La organizadora deja claro que el año siguiente volverán a hacer lo que considera “un ejercicio de lucha” y reivindicar de nuevo la memoria de las BI, “un capítulo pendiente en Madrid, por desgracia, donde se ponen tantas trabas”.

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