Si nos tocan a una, nos encontrarán a todas #Detenidas17A
Si nos tocan a una, nos encontrarán a todas #Detenidas17A:
Copio en este blog el comunicado que han redactado las compañeras detenidas el 17 de agosto 2011 al finalizar la manifestación laica que se convocó ante la visita del Papa en Madrid. Podéis apoyar el comunicado y solidarizaros con las compañeras escribiendo un comentario en el blog Detenidas17A poniendo “Apoyo comunicado: tu nombre/colectivo”.

Salud y libertad


Comunicado detenidxs 17A




El martes pasado, después de cinco largos años, finalizó el juicio de los detenidos durante la manifestación laica “De mis impuestos, al Papa 0”, convocada por más de 150 organizaciones laicas y cristianas.
La manifestación se desarrolló en un ambiente festivo y alegre hasta el encuentro con una contramanifestación de participantes de las JMJ en la Puerta del Sol. Lejos de velar por el desarrollo de la manifestación autorizada, los antidisturbios procedieron a desocupar la plaza de manera caótica y violenta.
Fue entonces cuando ocho personas fuimos detenidas de manera aleatoria e injustificada en distintos puntos de la plaza y gravemente golpeadas en el momento mismo de la detención. Negándonos atención médica alguna, se nos trasladó a la comisaría de Moratalaz donde, de nuevo, algunas fuimos agredidas por la policía. Durante aproximadamente cinco horas estuvimos esposados y obligados a permanecer con la cara contra el suelo. En las escasas ocasiones en las que se nos permitió ir al baño, tuvimos que hacerlo esposados mientras un agente nos bajaba los pantalones. Dos de las ocho personas, por el mero hecho de tener distinta nacionalidad, fueron amenazadas de expulsión de manera reiterada. Uno a uno, fuimos introducidos en una sala adornada con simbología nazi y en la que tres encapuchados nos leyeron nuestros derechos.
Transcurridas las primeras cinco horas, nos hicieron bajar agachadas hasta casi tocar el suelo con la cara hasta los calabozos. Una vez allí, nos desnudaron, nos obligaron a hacer sentadillas y nos encerraron en celdas separadas. Durante dos noches, se nos mantuvo sin agua, hidratados tan sólo por un zumo diario, con escasas visitas al baño y completamente ignorantes de la hora que era.
El segundo día fuimos interrogados de nuevo por un encapuchado sin saber cuántas horas más permaneceríamos encerradas. 
Finalmente, más de cuarenta horas después de ser detenidas y tras declarar ante una jueza en Plaza de Castilla, fuimos puestas en libertad con los cargos de atentado y lesiones de manera organizada, con unas armas que jamás aparecieron y por lo que se nos pedía entre un año y medio y seis años y medio de prisión y 3260 € en multas e indemnizaciones. Además, se nos impuso la obligación de acudir a firmar al juzgado cada dos semanas.
En enero pasado, después de cuatro años y medio con la amenaza de la prisión pendiente sobre nuestras cabezas y la causa de Belén sobreseída, se nos convocó finalmente a juicio.
En la espera del mismo, el fiscal propuso a nuestros abogados un acuerdo por el cual se nos ofrecía una rebaja en la pena si todos nos reconocíamos como culpables de unos hechos de los que éramos completamente inocentes. Tras una tensa negociación, conseguimos separar los acuerdos para que quien quisiera pudiera defenderse ante un juez sin arrastrar a otros a una posible condena de cárcel y el juicio se aplazó ocho meses más. 
El pasado 13 de septiembre tuvimos que volver al juzgado, donde nos encontramos con que el fiscal era otro y el acuerdo alcanzado en enero papel mojado. La negociación empezaba de nuevo, pero otra vez con la premisa de que todos debían admitir la culpa si queríamos evitar que alguno se arriesgara a entrar en prisión. Quienes quisieran confrontar con pruebas el testimonio de la policía debían asumir que podían arrastrar a prisión a otros compañeros amenazados con penas mayores. Todos debían aceptar la culpa, esto también incluía a Flavia, a la que pedían año y medio de cárcel y no corría riesgo de entrar en prisión. O, en caso contrario, el juez aplicaría la pena mínima para el resto: tres años de prisión; una petición que, respaldada por el testimonio de quince policías, era una condena definitiva. Acorraladas, amenazadas y chantajeadas, tuvimos que reconocer unos hechos que nunca cometimos.
Desde aquí queremos denunciar alto y claro la tortura a la que fuimos sometidas en la comisaría de Moratalaz, así como las amenazas de la fiscalía para hacer imposible toda defensa. El objetivo, evidentemente político, de estos hechos es el de disciplinarnos y someternos.
Pero las que luchamos por la dignidad y la libertad resistimos y seguimos rebrotando en cada primavera. No nos callarán. Ante su injusticia, nuestra solidaridad. Si nos tocan a una, nos encontrarán a todas.




Conjuntos originales:

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