Las casas frías: naturaleza muerta (II)
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Un hombre de la Vieja Guardia: acto en Logroño en 1945.

Detrás de las casas frías hay todo un proyecto ideológico y arquitectónico, con nombres y apellidos. De hecho, el conjunto de viviendas se denominó Grupo de viviendas Martín Ballestero, en homenaje a su promotor. Luis Martín Ballestero y Costea (1911-1995) era un fascista, así, con todas las letras. Su pensamiento político se recoge en un libro de 1946: La esencia de lo español. Procedente de la Acción Católica Nacional de Propagandistas pasó a engrosar de manera entusiasta las filas de la Falange. Tras su paso como Gobernador Civil en Logroño, desembarcó con el mismo cargo en Vitoria en 1946. Nada más llegar, ávido de ganar méritos, potenció la Obra Social del Movimiento en Álava. Su proyecto estrella sería el nuevo Pueblo de Armentia. Ya en Logroño había promovido el barrio de San José, conocido desde entonces como barrio de Ballesteros.

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Acto público en Logroño en 1945.

Hombre de la línea dura, acabó reprimiendo sin temblarle el pulso la huelga de 1951, promovida por el gobierno vasco en el exilio y que tuvo mucho eco en Vitoria. Toda una mancha en su expediente. A raíz de la huelga, Martín Ballestero, enemigo acérrimo del separatismo vasco, acabó enfrentado con todos, con las hermandades católicas obreras, con el obispo y con la oligarquía tradicionalista carlista. Este fascista proseguiría brillantemente su carrera: fiscal general del Tribunal Supremo, Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Zaragoza, presidente del Consejo de Estudios de Derecho aragonés... Lo mejor, las condecoraciones, que ahí siguen: Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort, Gran Cruz de Alfonso X El Sabio y mi preferida: la Gran Cruz del Mérito Agrícola. Esto es España, amigos.

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Edificio de las Hermanas Oblatas de Pamplona (1948), obra de Arraiza.

En los años 40 la Falange reivindicaba la vuelta al campo, a la búsqueda de las esencias patrias. Aquí radica el origen de los proyectos de colonización agraria del franquismo. A su vez, en plena política autárquica, los fascistas españoles consideraban que la clase obrera, engañada por las hordas marxistas, podía ser reeducada y convertirse en un pilar de la revolución nacional-sindicalista. Martín Ballestero llegó a lo grande a Vitoria, pasó lo que pudo de la Iglesia católica, y promovió este nuevo pueblo de Armentia para acoger a familias rurales emigrantes que llegaban para engrosar la incipiente industria vitoriana. Para materializar su proyecto, Martín Ballestero echó mano de un arquitecto, el navarro Eugenio Arraiza. Este hombre es uno de los mejores representantes de la arquitectura monumental de la década de 1940, inspirada en la España de los Austrias. Ahí está su proyecto (fallido) de ayuntamiento y plaza municipal de Pamplona de 1945 o el edificio de las Hermanas Oblatas del Santísimo Redentor de Pamplona (1948). En Vitoria diseñó este pueblo de Armentia y el grupo de viviendas de la calle Ramiro de Maeztu. Carlista acérrimo, llegó a ser teniente alcalde de Pamplona y cuando se jubiló fundó la revista Montejurra (1960). Ahí es nada.

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El fascista Martín Ballestero y el carlista Arraiza están detrás de este proyecto de ingeniería social llamado Pueblo de Armentia. En la Fundación Sancho el Sabio se conserva una copia original de la memoria 1946-1947 de la Obra Social del Movimiento. En este documento comprobamos la delirante desconexión con la realidad del fascismo español. La época de la cartilla de racionamiento, del hambre, la miseria y la corrupción no se refleja por ningún sitio. Todo lo contrario. Las chicas de la Sección Femenina organizan campañas de Navidad para atender a los pobres de la ciudad. Chicos atléticos (mitad monjes, mitad soldados) se dedican al culto al cuerpo en el campamento del Frente de Juventudes en la Puebla de Arganzón. Discursos épicos y proyectos monumentales. Delirios de grandeza de aquellos que buscan la justicia social, esa justicia social, sólo española, por cristiana y falangista, que Franco, nuestro Caudillo, preside y exige a los demás (prólogo de la memoria 1946-1947).

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Según la memoria de noviembre de 1948, el emplazamiento del Grupo de Viviendas Martín Ballestero contaba con las siguientes ventajas (a más de 3 km del centro de la ciudad de Vitoria): La belleza del lugar, el ambiente sano, la existencia de servicios religiosos, escolares, farmacia, mercado, etc... Aparte de los dos primeros servicios, los demás eran inexistentes y utópicos. Al mismo tiempo, con cierta finalidad propagandística, se calificaba al grupo como modelo de poblado sano y alegre que, una vez completada la urbanización, todos los viajeros que transitaban por la N-1 podrían admirar.



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Referencias:

Arriola, P. M. 1984. Aspectos del crecimiento periférico de Vitoria-Gasteiz. Azterlanak, 3. Vitoria-Gasteiz: Arabako Foru Aldundia.

López de Maturana, V. 2014. La reinvención de una ciudad. Poder y política simbólica en Vitoria durante el franquismo (1936-1975). Bilbao: UPV/EHU.

Obra Social del Movimiento de Álava. 1947. Memoria 1946-1947. Vitoria: Gráficas Vitoria.

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