Hogar, patria e imperio. Mujeres vencedoras, fascistas... y olvidadas.

La visión androcéntrica del mundo ha hecho, por ejemplo, que en los libros de texto sean pocas las escritoras, las filósofas o las científicas que estudiamos. Apenas se han destacado nombres femeninos con la misma autoridad que la de sus compañeros masculinos. Lo mismo ocurre con la historia más reciente de España. Las vencidas quedaron silenciadas y borradas del mapa, pero les pasó lo mismo a las vencedoras de la guerra y el franquismo. A la Historia, esa que se escribe con mayúsculas, no le importan los bandos e insiste tenaz en convertir en seres invisibles a las mujeres.

Sin embargo, tres fueron determinantes en la represión y el control de la mitad de la población española: Pilar Primo de Rivera, Mercedes Sanz-Bachiller y Carmen Polo. Y La Sección Femenina fue su aparato de opresión y modelaje. "La historia nos dice muy poco de lo que ocurrió. Es parcial ya que prescinde del 50% de la humanidad. Las mujeres nos hayamos sistemáticamente en el olvido y esta es la historia de las mujeres franquistas y falangistas. De las mujeres que supimos organizar el Estado y la nación. Somos la mitad de la victoria, de la represión y de la desmemoria. Somos mucho más que viudas, hijas, hermanas y esposas".

Así arranca 'La sección (Mujeres en el fascismo español)', una obra que se estrenó anoche en el madrileño Teatro del Barrio (jueves y viernes hasta el 23 de febrero) y analiza con espíritu crítico, pero también lúdico y pedagógico, la importancia determinante que tuvo la Sección Femenina en el adoctrinamiento de nuestras abuelas, nuestras madres y, aunque nos cueste creerlo, el nuestro. Teatro escrito, dirigido e interpretado por mujeres que habla de mujeres y se adentra en la perversa estela de la dominación femenina de la dictadura.

Hogar, patria e imperio. Ese era el precepto del brazo ejecutor y opresor del franquismo y de su sección de adiestramiento femenino. "Le dio a la mujer una función: la de la maternidad épica y parir por la bandera. Las convierte en siervas, esposas y madres", explica Jessica Belda, autora de la dramaturgia junto a Ruth Sánchez González y protagonista de la obra con Manuela Rodríguez y Natalie Pinot. El problema, agrega, es que su estela todavía sigue vigente.

"Nuestras abuelas y madres lo han mamado, pero es que nosotras lo llevamos en los genes", prosigue Rodríguez. "Los estigmas de aquellos tiempos siguen estando presentes. Una cosa es la equiparación legal y otra la práctica. Lo vemos, por ejemplo, en los sueldos, el techo de cristal y hasta en el mismo lenguaje", añade la directora, Carlota Chillida. Y, remata Belda, "todavía arrastramos cargas morales y ese sentimiento de culpa. Lo más sangrante es mirar a las nuevas generaciones, a esas jóvenes que se dicen zorras porque se lían con otro o que ven normal estar controladas por los hombres en las redes sociales. Parece que no evolucionamos".


Jessica Belda, Manuela Rodríguez y Natalie Pinot protagonizan 'La Sección'
La Sección fue fundada en 1934 por Pilar Primo de Rivera, hermana de José Antonio, como una rama de la Falange Española de las JONS. Tras la guerra, se convirtió en un órgano de control femenino encargado de la instrucción de las jóvenes para ser buenas patriotas, buenas cristianas, buenas esposas y las madres de los héroes de la nación. En definitiva, para modelar a su interés a la adorable mujer española. Ya lo decía el NO-DO [pueden ver el vídeo de arriba]: "El verdadero feminismo no consiste en querer para las mujeres las funciones que hoy se estiman superiores sino en rodearlas de mayor dignidad humana y social (...) Estas muchachas han devuelto a España el gozo de la artesanía y el esplendor del arte popular de forma que las mujeres populares y campesinas se sientan identificadas con los ideales cristianos de paz y progreso".

Entre 1937 y 1977, año en el que desaparece la Sección Femenina, más de tres millones de españolas de 17 a 35 años hicieron el servicio social, una especie de mili femenina que suministraba mano de obra gratuita a hospitales, comedores y otras labores sociales, y en su momento álgido tuvo 600.000 afiliadas. La constricción y reducción del papel de la mujer a un ser sumiso y a la sombra del hombre deviene de entonces. Moldearon a las españolas para cercenarles cualquier deseo de emancipación o igualdad tras el paréntesis liberador de la Segunda República y limitándolas al redil doméstico, la maternidad y la inferioridad. Eso es lo que saca a relucir esta obra que nace de la mano de un proyecto de visibilización de mujeres históricas para que sus nombres se incluyan en los libros de texto impulsado por la Universidad de Valencia.

'La Sección' arranca con el discurso inaugural de Falange y viaja por Guerra Civil y la dictadura hasta el funeral de Franco —también en el escenario con una risible marioneta— y la jura de Juan Carlos de Borbón —"Juanito, nuestro legítimo", dice Polo en la obra— como rey de España. En ese recorrido histórico a través de Pilar Primo de Rivera; Mercedes Sanz-Bachiller, viuda de Onésimo Redondo, fundador de las JONS, creadora del Auxilio de Invierno y posterior delegada nacional del Auxilio Social, y Carmen Polo, la mujer de Franco con una influencia mucho mayor en cuestiones morales y religiosas sobre el dictador de la que pintan los libros de historia, está la construcción y expansión de ese adoctrinamiento.


Un momento de 'La Sección'
"La única misión de la mujer en las tareas de la patria es el hogar", recuerdan las protagonistas de la obra, para quienes por cierto decirse feminista era el peor insulto que podían recibir. Eso sí, como recuerdan Rodríguez y Pinot, fueron tres mujeres muy contradictorias. Mientras inculcaban el ideal de la mujer franquista y falangista, que no debía trabajar y su objetivo vital era someterse al hombre y la patria, ellas trabajaron (Sanz-Bachiller fue política por ejemplo) y destacaron en un mundo masculino. Aunque el momento álgido de la función, apoyada en proyecciones, discuros y episodios reales, audios en off y música en directo, llega con la versión tecno del 'Cara al sol' convertido en clase de zumba donde se recitan y ejercitan física y mentalmente los preceptos que la Sección recogía en su 'Guía para la buena esposa':

"Escúchale, déjale hablara primero; recuerda que sus temas de conversación son más importantes que los tuyos".

"No le pidas explicaciones acerca de sus acciones o cuestiones, su juicio o integridad".

"Recuerda que es el amo de la casa".


'La Sección' llega al teatro
"Si tú tienes alguna afición, intenta no aburrirle hablándole de esta, ya que los intereses de las mujeres son triviales comparados con los de los hombres".

"Recuerda que debes tener un aspecto inmejorable a la hora de ir a la cama... Si debes aplicarte crema facial o rulos para el cabello, espera hasta que él esté dormido, que eso podría resultar chocante a un hombre a última hora de la noche".

"Si tu marido sugiere la unión, entonces accede humildemente, teniendo en cuenta siempre que su satisfacción es más importante que la de una mujer".

"Cuando alcance el momento culminante, un pequeño gemido por tu parte es suficiente para indicar cualquier goce que haya podido experimentar".

"Si tu marido te pidiera prácticas sexuales inusuales, sé obediente y no te quejes".

Sí, España no hace tanto. Aquella de los niños robados pero también la que forjó la desigualdad, el techo de cristal y la segregación salarial —las mujeres accederán a las profesiones "sin más limitaciones que las de su propia condición femenina"—, la tiranía de la estética, el miedo, la humillación y la violencia de género. Todas, recordadas una a una en una cuenta emocionante hasta llegar a las 64 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas el año pasado, están el alegato final de 'La Sección'. Un discurso que nos recuerda cómo somos hoy las mujeres nacidas libres y con los mismos derechos que los hombres, pero los mismos pesos y losas heredadas que las de esa época.

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