Cuando Indalecio Prieto defendía la independencia de El Liberal de Bilbao
Fuente: heraldodemadrid.net

Gil Toll

Indalecio Prieto es recordado como uno de los líderes del PSOE de la etapa republicana y la guerra civil en pugna con Francisco Largo Caballero y Juan Negrín. Pero Prieto tuvo, además, una importante faceta periodística ligada al diario El Liberal de Bilbao, donde fue, desde 1901, redactor,  corresponsal de guerra en Marruecos y gerente con Horacio Echevarrieta como propietario a partir de 1917, hasta que el propio Indalecio Prieto se hizo con el periódico en 1932, aunque formalmente apareció al frente de la empresa su hijo Luis.

El Liberal de Bilbao defendía las ideas progresistas y, a medida que Prieto ganaba influencia, las más próximas a los socialistas. Era un periódico especialmente seguido por los obreros de la capital vizcaína y, en la crisis de credibilidad de la monarquía con la dictadura de Primo de Rivera, por los simpatizantes republicanos de toda Euskadi.

Al iniciarse la guerra civil, los partidos políticos y sindicatos se incautaron de la propiedad de los periódicos de derechas en la España republicana. Así, el ABC de Madrid pasó a ser controlado por la UGT o el carlista El Siglo Futuro pasó a la CNT. Los pocos diarios que simpatizaban con el régimen republicano vivieron intentos de incautación, como sucedió con Heraldo de Madrid y El Liberal de Madrid, ambos de la Sociedad Editora Universal. Pero los trabajadores de los propios periódicos rechazaron el intento de instrumentalización partidista asegurando la fidelidad republicana desde el interior de la empresa con la constitución de un comité de control obrero.

El Liberal de Bilbao era otro periódico de empresa de inequívoca filiación republicana, pero en 1937 hubo quien pensó que debía ser controlado por el propio partido socialista. El director del periódico era en ese momento Francisco Cruz Salido, periodista y militante socialista con responsabilidades en la comisión ejecutiva del PSOE (fue secretario de actas) siempre dando apoyo a Indalecio Prieto.

Pues bien, en febrero de 1937, Indalecio Prieto recibió una carta del comité central socialista de Euskadi en el que se proponía el control del periódico por parte de este organismo. Eso sí, se planteaba la operación como una compra venta y se dejaba a Prieto la fijación del precio y las condiciones de pago. En la propuesta no hay más argumentos que la necesidad de responder “a la asquerosa campaña de tipo aldeano que han emprendido contra el periódico nuestros adversarios, los nacionalistas”.




En su respuesta al comité central, Indalecio Prieto no entra a valorar la cuestión de rivalidad política que se plantea y se ciñe a argumentos éticos y profesionales. El principal era evitar la operación económica para que nadie la interpretara como un negocio para la familia Prieto en detrimento del partido.  Profesionalmente se argumentaba que un periódico que se presenta como órgano oficial de un partido ante los lectores adquiere una rigidez que ahuyenta al público. Para el dirigente socialista, la operación planteada por el comité central sería una “puñalada” al periódico, un “tremendo error” del que no se podría recuperar.

En cambio, la dirección de Cruz Salido garantizaba, según Prieto, unos contenidos acordes con la línea del partido, pues el periodista fue nombrado justamente a raíz de las críticas de algunos dirigentes que encontraban el periódico con “un tono flojo” en un momento de efervescencia revolucionaria como el que se vivía en la España republicana durante los primeros meses de la guerra. A esas condiciones políticas, Cruz Salido unía un dinamismo propio de los periódicos profesionales que, en opinión de Prieto, no podría ser igualado por otro periodista que encontraran los dirigentes socialistas.

Prieto desvela en su respuesta que la comisión ejecutiva socialista planeaba la edición de un periódico vespertino independiente de El Socialista precisamente para tener un medio sin la rigidez del órgano oficial y que llegara a nuevos públicos. La operación se estaba planificando cuando estalló la guerra y por ese motivo quedó en el cajón de los proyectos sin desarrollar.

Formalmente, afirmaba Prieto, era potestad de su hijo Luis la firma de cualquier acuerdo, por ser él el propietario legal. Luis Prieto se encontraba entonces fuera del país en misión oficial, por lo que era físicamente imposible realizar la operación.

Esa correspondencia forma parte de los archivos de la Fundación Indalecio Prieto, que ha tenido la amabilidad de facilitarla a Heraldo de Madrid.

Pocos meses después que se produjera este intercambio de cartas, la ciudad e Bilbao caía ante la ofensiva de los franquistas en junio de 1937. Francisco Cruz Salido se trasladó entonces a Valencia, donde dirigió el periódico Adelante, que hasta entonces había estado en la órbita de Largo Caballero, rival de Prieto en el PSOE. Allí también fue secretario personal de Indalecio Prieto, entonces ministro de la Guerra. Otro periodista, Julián Zugazagoitia, estuvo muy unido a ambos en el mismo ministerio. Tras la guerra, los tres fueron al exilio, pero corrieron suertes distintas. Indalecio Prieto partió hacia México, donde mantendría su rivalidad con Juan Negrín.

Francisco Cruz Salido y Julián Zugazagoitia fueron detenidos por la Gestapo en Burdeos y deportados a España. Ambos fueron condenados a muerte y ejecutados en el cementerio de La Almudena en noviembre de 1940.

El Liberal de Bilbao fue incautado por los franquistas a su entrada en la capital vizcaína. El local, en la céntrica calle Oraueta, fue durante décadas la sede del periódico Hierro, de la cadena de prensa del movimiento. En 1985, el edificio fue devuelto a la única hija sobreviviente de Prieto, Concha. En principio se barajó la idea de instalar allí la Fundación Indalecio Prieto, pero al poco tiempo se vendió el inmueble. La entidad que conserva los archivos del político socialista se encuentra actualmente en Alcalá de Henares.

Fundación Indalecio Prieto